miércoles, 19 de enero de 2011

TODO UN TEMA

Todo un tema cuando leí en el diario que un sacerdote católico le arrebató el micrófono a un artista en escena. El argumento del religioso es que el número ofendía su castidad. "Todos somos católicos" dijo. Con todo el respeto por las creencias religiosas de cada persona, la iglesia tiene que comprender que "NO todos somos católicos" y que nadie ofende lo que no se menciona. En el número, que sinceramente desconozco, no creo que se hable de la castidad de este sacerdote. En cualquiera de los casos si se mencionan los actos horrendos de abusos, de los que son culpables varios sacerdotes de la iglesia católica, es un hecho que existe. Y quizás el artista (humoristas para este caso concreto), se equivoque en realidad, en hacer de estos hechos algo de lo cual reírse, dado que son aberrantes. 
Dejo claro que no es opinión en contra de las creencias católicas (que pueden o no ser correctas y congruentes con el cristianismo primitivo) y que soy conciente de que los abusos no solamente ocurren entre los dirigentes de esta religión. Pero considero que, la sensibilidad hacia estos hechos perpetrados por sacerdotes, tiene su origen justamente en la supuesta castidad que menciona este individuo. Es irónicamente cierto que quienes son un "modelo" de supuesta castidad hayan incurrido en semejantes hechos repetidas veces en todo el mundo. 
El sacerdote católico que menciona el diario tiene que entender que vive en un país dolorosamente libre, que la inquisición se terminó y que tenemos derecho a pensar por nuestra cuenta y a decir lo que pensamos. Nade ofende a quien no es susceptible a la ofensa. Si se siente casto señor, nadie lo juzga pecador. Si no le gusta un espectáculo tiene la libertad de retirarse. Libertad que usa en el púlpito para predicar lo que cree y que un artista tiene en el escenario para decir lo que piensa. 

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