viernes, 14 de febrero de 2014

Por casualidad

Hoy pensé en las casualidades. En que me encantan las casualidades. Me encantan porque son sorpresas. Son esas cosas que pueden pasar en cualquier momento. Cuando menos lo esperas, ahí están. Y sí, es sólo cuestión de estar en el lugar indicado y en el momento oportuno. Muchas personas piensan que las cosas no se dan por casualidad. Y es cierto. Casi nada es por casualidad. Y esa es otra razón por la que amo las casualidades. Porque no son comunes. Porque no todos los días se presentan. Son como un regalo de la vida. Son algo tan escaso que hasta puedo considerarlas preciosas.
Un amor por ejemplo. Un amor que surge en la casualidad. Eso es un verdadero regalo. No se busca porque él sólo te encuentra. Una mañana, alguna tarde o de noche. En el parque, en la avenida, o a la vuelta de casa. Llega “por casualidad” a tu vida. Sin llamar, sin ser invitado, sin anunciarse. Llega desde la nada para sorprenderte el corazón de repente. Para alegrarte la vida sin que lo pidas. Te hace encontrar lo que no buscabas. Te hace sentir lo que no planeabas. Te hace vivir lo que no esperabas.

Las casualidades siempre son buenas, y no te piden nada, excepto que estés allí para que pasen. Para que te pasen cosas. Para que te animes a aprovecharlas. Solo hay que estar atentos. Porque en cualquier momento algo bueno puede pasar.

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