sábado, 10 de noviembre de 2012

Nocturnos


"El hombre que quiera contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad." (Edgar Allan Poe)


La noche cae en el más oscuro silencio
En los abismos de la soledad y la tristeza
me sumerge el reloj, 
que con su crudo marcar de las horas aturde mis pensamientos.
Y me entierro en el tiempo,
en el inmenso abismo vacío de la nada, 
de lo eternamente solo, de lo inestimablemente frío.

Y sólo la tristeza esta conmigo, 
sólo ella me acompaña, y no necesito nada mas, 
no quiero nada mas…

Solo estoy esta noche, y solo quiero estar.

No pido nada más, 
no acepto nada más…

Y retratos del pasado acuden a mis pensamientos. 
Como si un soldado medieval me susurrara al oído relatos de guerra y muerte.
Como si me llamaran del pasado 
las voces  de los jóvenes muertos en batalla.
Sintiendo sus voces heridas por la dolorosa agonía 
y el temor de ver a la muerte frente a frente. 
Probándose a si mismos que son valientes, 
porque sintieron la fría hoja de la espada enemiga 
y no tuvieron miedo al desprenderse de la vida.

Y un Quijote vive en mi, lleno de andares y batallas nuevas. 
Venciendo gigantes tan reales como imaginarios. 
Porque aunque débil y cansado, 
atravieso las sombras de la noche calma.
Atravieso la oscuridad aterradora, escalofriante, espectral; 
que me invita a sufrir el dulce tormento del silencio.

Y cayo… No emito sonido alguno.
Porque el viento ha comenzado a jadear en mi ventana, 
anunciando el terrible regreso
del sol, de la luz, de otro día, 
que promete morir al anochecer.

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